Para la izquierda, todos los demás son corruptos o extrema derecha.
Para la derecha constitucionalista, todos los los demás son extrema izquierda o extrema derecha y para los afines al franquismo, todos los demás son traidores a la patria. Entre las propias izquierdas las otras se quedan cortas o son descafeinadas y entre constitucionalistas el resto son una estafa.
¿Cómo vamos a construír España si la inmensa mayoría somos lo peor de lo peor para cada minoría de otro signo? Mientras no entendamos que los partidos son herramientas y que el bien a preservar es España, mientras no hagamos otra cosa que mirar cada cual su propio ombligo y defender a muerte un partido, por encima del bien común, la única triste realidad es que en ese tren no llegaremos a ninguna parte.
A. Hidalgo - Noviembre 2018